jueves, 24 de septiembre de 2015

La lluvia es vida

Aunque siga lloviendo y
el jilguero mojado no cante,
mis pies caminarán siempre hacia delante

Aunque yo esté empapado y
las nubes no se tornen blancas,
nunca daré un paso hacia atrás

Así que abriré mi paraguas,
ataré bien mis botas
y jamás, jamás
me torceré de mi camino
ni cambiaré mi rumbo.
Francis

viernes, 18 de septiembre de 2015

Digamos que...

Digamos que salto
al abismo oscuro,
profundo y tenebroso.

Caigo y me encuentro
solo y sin aliento,
envuelto en miedo

Digamos que espero
a que el milagro de primavera,
me queme o me llueva 

Digamos que...

Mejor lo dejo
a decisión del destino,
esperando entristecido
en la baranda de mi balcón
una grieta en el suelo
y una puerta en mi colchón. 

Yo mismo

lunes, 14 de septiembre de 2015

Las últimas palabras del grande y viejo pintor

No imaginé que la última de las batallas se libraría en una cama vieja y triste, dentro de esta habitación rodeada por los cuadros que en su día pinté. Mi espada ya está seca en el suelo y un lienzo en blanco me mira, tentándome, y yo le digo: "Cariño, esta vez por más que quiera, no puedo" pero él me grita "Lléname de color y dame forma, dibuja sobre mí algo sin sentido y haz que lo tenga" y me persuade. La imaginación, que aún me sobra, hace que cada vez que mis ojos se posan sobre él vea algo magistral dibujado con el color de mi iris. Esta vez no. Aunque algo quisiese pintar, solo podría hacerlo con el color rojo de mi sangre.

Esta conciencia caprichosa me recuerda las miles de veces que he bebido, y no agua, claro está. El cuerpo me pide que beba más. Mientras ellos dos discuten, yo sigo observando lo blanco y las ideas se me vienen de dos en dos, luego de cuatro en cuatro y al final tengo tantas, tantas que ya no podré llevar a cabo. La insipiración viene cuando uno menos se lo espera, y hoy la musa ha venido directa a mi cama.

Entonces cierro los ojos y no consigo dormir. Los vuelvo a cerrar. La puerta se abre y me despierta. Ahí está la mayor de mis obras, mi hija. Yo la miro con la única mirada que puede tener un hombre a punto de emprender el mayor de los viajes, se acerca, le doy un beso y le digo que llame a su madre. Se va corriendo, en mi cabeza sus pasos suenan con eco. Aparece ella, de fondo veo un halo de luz blanca muy tenue, serán los delirios de este viejo. Se acerca y me besa como lo hizo la primera vez, yo le limpio las lágrimas con la yema de mi pulgar y sobran las palabras. Mis párpados se bajan de nuevo y veo algo que me recuerda a "La Danza"... Al final solo queda Matisse. Mi mujer se acerca y soltando todo el humor que me queda le susurro: "Bebed por mí, bebed por mi salud.... yo ya no puedo beber más". Voy a estar esperandote justo ahí, cariño... Justo ahí.


Yo mismo.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Esperanza

No esperaba.

La belleza brillaba
a la vez que sonaba
la melodía acabada

El corazón del viejo
latía con desparpajo
a la vez que el piano
marcaba un compás de cuatro por cuatro

Con su llanto y una lágrima mojó
su partitura en do.
Entonces él con pluma en mano 
sutilmente la firmó
Yo mismo

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Revolución

Salgamos a las calles y protestemos,
valor y al toro.

Todos firmes, preparados y con el destino
bien fijado

Hoy toca gritar por todos aquellos
que no pueden ni hablar

Hoy vamos a preguntar a toda voz
en qué momento se convirtió la tradición en maldición

Hoy queremos que hasta en la Bretaña se enteren
de que el matar no es arte, no es cultura,
es locura y es tortura.

Y para aquellos que no quieran entender,
entonces lo diremos mucho más alto
hasta que se nos desgarre la voz si es menester.

Puesto que si varias personas se juntan
y luchan por sus ideales
se pueden cumplir hasta los sueños más irreales.
 Yo mismo

F#

En su corazón está presa.

La alegría de la vida,
el compás del corazón,
una melodía,
una canción

Esperando a ser tocado,
aguarda blanco y firme,
cerrado y bien callado,
al maestro viejo y sabio

Entonces empieza,
manos en claro,
pies en bajo,
él intenta imitar el sonido de un contrabajo.

Dulce y muy breve,
las notas va llorando,
cada lágrima sostenida
y cada sollozo bemol

Con un fa acaba la pena,
entonces él espera impaciente
otra canción que mostrar

Pero el maestro se marcha,
y el piano no puede llorar.

Yo mismo

9215 Biblioteca

En la biblioteca del desván,
una fuerte luz irradiaba.
Aunque aquel libro no se veía
ni brillaba

Lo saqué lentamente y
como de la nada
algo me cautivó
en el polvo de su portada

Preso de mí, y a la vez preso de él
que no sé si me distraje al leer
pero la cuestión es que en esas páginas
me quedé hasta el anochecer

Yo mismo